viernes, 25 de diciembre de 2009

¿Feliz Navidad? Feliz ignorancia...

 
En nuestra sociedad consumista y capitalista siempre queremos más. Por mucho que tengamos, siempre queremos más. Siempre queremos más, porque siempre veremos alguien que tiene más, alguien en el que convertimos en una referencia a seguir, aunque en la mayor parte de las veces, está persona no merezca ninguna ( pero ninguna es nin guna) alabanza, ya que no ha hecho nada que la haga merecedor de ella.

¿Y si, en lugar de mirar a los que tienen más, miramos a los que están detras de nosotros? ¿Y si miramos a esas personas? Porque, recordemos que son personas y no piedras, y que las cosas les duelen igual que a nosotros.

En esta sociedad, la occidental, la del "Primer mundo", lo más importante son las apariencias, y nos hemos olvidado de lo realmente importante. BASTA YA.

Basta ya de mirar hacia otro lado. Afrontemos la realidad de la mayoría, no de una minoría de la sociedad. Ahora, con esto de la crisis, la gente ha empezado a abrir los ojos. La gente, que creía formar parte de una nueva burguesía, se ha dado cuenta de que nunca ha tenido nada porque todo es del Sr. banco. El sr. banco lo tiene todo y se lo ha llevado todo.

Por esta misma regla de tres, los países llamados del Tercer mundo están como están. Los países occidentales se lo han llevado TODO.

Pero... ¿Nosotros no lo sabemos? Claro que sí.

Pero, cuando en la TV vemos a un pobre niño inocente( ha tenido la "mala suerte" de haber nacido en el " país equivocado") cambiamos de canal y ya está.

Posiblemente, ese niño acabará muriendo, y lo peor de todo es que su muerte es evitable, ya que morirá por enfermedades que aquí son totalmente curables.
Pero a nosotros nos da igual, nuestra mayor preocupación es comprar y comprar regalos, malgastar y seguir viviendo pasivamente. De vez en cuanto decimos: "pobrets", y el resto del tiempo seguimos amargados. Por que aún teniendo todas las comodidades y una suerte inmensa, nunca estamos contentos y, no damos las gracias.

La gente sueña con tener un Ferrari, vivir en una mansión con piscina y salir a navegar con el yate. No se dan cuenta que lo importante es tener cuatro paredes bajo las que dormir, y dos piernas con las que andar por calles maravillosas, limpias y sin soldados vigilándonos en cada esquina.
Cambiemos esto. Yo no quiero vivir en un mundo así, ni colaborar en ello.