Cuando marzo nos visita trae una maleta repleta de cosas: la primavera, el buen tiempo, las flores, las fallas en Valencia, los cumpleaños de seres queridos... Pero también nos recuerda cosas desagradables y dolorosas.
7.10h.
Lo sucedido esa mañana de hace exactamente seis años, cambió la vida y la percepción de las cosas de mucha gente. La sociedad fue atacada donde más duele, con la muerte de gente inocente. Y lo peor de todo es que eso fue consecuencia de una guerra, en la que la mayoría no quísimos participar (quedo bien patente en las numerosas manifestaciones y con el "NO A LA GUERRA"). Podemos decir que sufrimos las consecuencias de las actuaciones de un borracho que tenía visiones y de un bigotudo que cree que sabe hablar inglés.
Todo fue destrucción. Dolor. Desesperación. En esos momentos fuimos azotados por la inseguridad y vimos lo vulnerables que éramos. Imágenes que se guardaron en nuestra memoria para siempre.
192 víctimas mortales, pero todos quedamos conmocionados y heridos. Fue todo un golpe en un país que se preparaba para el desenlace final de unas elecciones, que se vieron trastocadas.
Eso sí, la ciudadanía tuvo una actiación inmejorable. Había que mirar hacia delante. Y así fue.
Pero,como en todo, entre tanta desolación y dolor, la suerte apareció fugazmente, y eligió. Tras la tragedia, aparecieron las historias personales. La mayoria con final trágico como sabemos. Pero hubo algunas excepciones: aparecieron personas, que como suele ser habitual en los usuarios del transporte público, tuvieron algunos imprevistos, y perdieron esos trenes. Un despiste, una jugada del sueño, o un cambio de planes a última hora les marcó la vida para siempre. Volvieron a nacer. Seguro que estas personas, o las que cogían los trenes posteriores, se estarían quejando: iban a llegar tarde a sus lugares de destino, los trenes se estaban retrasando... ignorando todavía lo que les había sucedido. Además, si no recuerdo mal, ese día había una huelga de estudiantes, por lo que muchos de ellos no fueron a estudiar...
Un momento que desgraciadamente ha pasado a la historia. Nos será difícil olvidar qué hacíamos en ese instante. Yo me preparaba para ir al instituto, cuando oí la noticia de un aparente choque de trenes. Más tarde, cuando la profesora de castellano nos preguntó si nos habíamos enterado, fui consciente de que algo grave había ocurrido.
Yo, cómo usuaría de los trenes de cercanías siempre tengo esto bien presente. Todos deberíamos tenerlo, y no solo los días 11-M, sino todos los días. Al coger el tren de las 7.10h, pienso en esa gente, que como muchos, como yo, subieron a esos trenes con un objetivo, el de seguir con sus vidas y cunmplir con las obligaciones y metas que forman la rutina. Estudiantes y trabajadores, que luchan, madrugan y tiran hacia delante a diario.
Esperemos no tener que revivir cosas como estás. Nunca. Nunca más.