25 días sin escribir nada. Lo sé. Los he contado. Misma cifra que la de entradas publicadas. Y duele, duele pensar que aquello que me gusta y a lo que me quiero dedicar debe de ser abandonado temporalmente, gajes del oficio de estudiante.
Llevo 25 días pensando: "hoy tengo que escribir", "hoy tampoco he escrito nada"... y así, uno tras otro he visto como pasaban los días, como se evaporaban y como aparecía una maltrecha cruz que los tachaba en el calendario, a través del cual observo como todo se acerca a su fin.
Al contrario de lo que están haciendo mis queridos compañeros bloggers, yo, sumida en este estrés y agobio pre exámenes, no puedo escribir. Bueno, si puedo, pero sólo cosas marcadas por un tono gris y acompañadas de una melodia fúnebre, nada agradable de oir y que se ha convertido en la banda sonora de mi vida en los últimos días.
Escribir es lo mejor que se puede hacer en estos casos. El papel siempre te comprende y el teclado nunca te falla, pero a mí me lo hace la cabeza, donde parece que un montón de datos y conocimientos están repartiéndose las parcelas de mi masa cerebral para pronto empezar a construir y participar en lo que me temo que será una burbuja inmobiliaria...
Así que, estaré fuera, por EXÁMENES, pero prometo volver.
A todos mis seguidos, siento no dejaros ningún comentario a
vuestras geniales entradas, pero no se me ocurre nada que poner.