jueves, 24 de junio de 2010

Tren a la libertad

De vuelta. He sobrevivido, aunque es cuestión de tiempo...


It's like forgetting the words to your favourite song...
you can't believe it, you were always singing alone.

It was so easy, and the words so sweet...
You can't remember each other feel...

La segunda mañana no ha sido tan dura.
Me pasé todo el verano pasado maldiciendo el día 28, pero este verano me lo pasaré adorándolo. Ese día empezó todo para mí.
¿Somos inconformistas, desagradecidos, o directamente no sabemos lo que queremos?
Seis meses esperando un día, y cuando llega me pregunto: "¿Y ahora, qué?
 
Me levanto, y no tengo motivo para ir corriendo. Ya no tengo que darme prisa para coger un tren.
No tengo a nadie que buscar en el metro, porque ya no cojo el metro.
Ahora ya no oigo como llega el metro justo cuando estoy entrando en la estación, por lo que me tengo que pegar una carrera para no perderlo.
Ahora no tengo ninguna esquina donde pararme a hablar hasta que el semáforo se pone verde, y entonces ella cruza la calle.
Ahora no tengo unas escalinatas en las que ponerme a hablar y tragarme el humo de los fumadores.
Ahora no tengo noticias bobas que redactar, y no tengo ganas de ver "quisamort".
Ahora nadie me dice: "¿ves cómo te rascas el ojo cunado te ríes?"
Ahora no tengo que velar por el sitio de nadie.
Ahora ya no se amontonan más periódicos en la montaña que hay en mi habitación.
Ahora ya no hay dos manos que suubrayan a cuatro colores.
Ahora ya no hay nadie que me diga: "¿quieres callar, que te va a oir?" y que me mire mal cuando digo alguna animalada (aunque sea la pura verdad).
Ahora ya no oigo los "morningshows", y no me despierta Carles Francino.
Ahora ya no quiero estampar mi móbil, la alarma ya no tiene motivo para sonar a las 6.10.
Ahora ya no veo los amaneceres y el aire fresco matutino ya no me da en la cara.
Ahora no tengo a nadie en la fila de delante que me distraiga.
Ahora ya no tengo que oir a ningún profesor con poca credibilidad dando una clase magistral.
Ya no tengo trabajos que revisar infinitas veces antes de imprimirlo.
Ya no tengo nada que recoger en reprografía.
Ahora ya no tengo trabajos que pasar por messenger.
Ahora ya no tengo privados preguntándome por el examen de mañana.
Ahora ya no impartimos clases magistrales de valenciano.
Ya no tengo que intentar disimular cuando me río, ya no estoy en mitad de una clase.
Ahora ya no tengo que intentar descifrar desde la lejanía lo que pone el panel de la estación.
Ahora ya no veo los campos de arroz por la ventana, ni tampoco a los espantapájaros.
Ahora ya no sufro por que el tren se retrase.
Ahora ya no pongo los pies en el asiento de delante, ni intento (sin éxito) subrayar.

Es más, por no tener, casi que ya no tengo ni corazón. Se lo han llevado a pedacitos. Pero aún me queda suficiente para agradecer por una año maravilloso y que no esperaba vivir, y para decir: "GRACIAS". Gracias por todo lo que hemos compartido.

Dicen que los trenes son el mejor lugar para escribir, y también para pensar y sacar conclusiones. En ese tren que me llevaba a la ansiada libertad, y por el que miré por última vez a través de la ventana, me dí cuenta de lo que dejaba atrás. Pero lo peor fue a la mañana siguiente, ya no tenía motivos para levantarme y tenía todo el tiempo para desayunar, ya no hacía falta que me  tomara el vaso de leche de pié y que me comiera galletas por el camino.
Nunca he sido buena en las despedidas.


"C'est un douleur qui s'eccart, qui fait plus de bien
que de mal...
Merci d'avoir enchanté ma vie..."
A falta de "muso"; musa, va por ti. xD
(Pero no es mi entrada más brillante...)




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