jueves, 19 de agosto de 2010

Hablemos

--Sé que me has echado de menos-- me dijiste. Entonces, yo dejé de fijar mi vista en el suelo, y la fijé en ti. Ahí estabas, después de tanto tiempo... te sentaste a mi lado en el bordillo de la calle y... me abrazaste, nos fundimos en un abrazo que hubiera querido que nunca acabara. Te sonreí.

--Bueno, ¿Y por dónde quieres empezar?-- me dijiste.
--¿Cómo?-- respondí yo.
--¡Qué empieces ya, que debes de tener muchas cosas que contarme!--
--Aaaah, ya... la verdad es que sí--

Y entre risas, noticias, confidencias y también algún que otro cotilleo... pasamos la tarde. Y tú, como siempre, me diste ánimos y me dijiste que todo saldría bien, ¿por qué no iba a ser así?, y es que, nunca te ha gustado hablar de esas cosas, y prefieres distraerme para que sea más feliz. He de confesar que esa técnica a mí no me gusta demasiado, siempre me ha gustado hablar, pero... he de reconocer que funciona. 

Hay que ver lo que te he echado de menos, y lo que te he necesitado, y ahora, ya te tengo aquí de nuevo, vuelta a empezar.

La verdad es que allí se estaba bien, había calidez en el ambiente, miradas cómplices, risas y sonrisas... y cuando mejor se estaba... entonces... en ese momento... yo... me desperté. Sí, todo había sido una mentira. Tú no estabas y yo seguía echando de menos esas conversaciones de meses atrás, aunque ahora, al haberlas revivido, me dolía más. Además, los brazos también me dolían, y no, no era de abrazarte, sino de haber dormido en una mala postura durante toda la noche, con el ventilador dale que dale. Por que el ambiente ya no era cálido, se había vuelto asfixiante.

4 comentarios:

  1. Escribes muy bien!!! Sobre todo el relato :)
    No todo el mundo escribe los relatos de manera correcta ;) Muy bien!!!

    Saludos!!:))

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  2. Oh,muchísimas gracias, caballero!;)
    Me alegra mucho que me digas eso, ya que, la verdad es que no suelo valorar nada de lo que hago... Aunque sí es cierto que mucha gente me dice que tendría que escribir historias, a ver si me animo.

    Pero para relatos buenos, los tuyos. Estoy impresionada con tu blog, la verdad es que es una delicia para los sentidos, tiene una delicadeza enorme. Enhorabuena, y gracias de nuevo! :)

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  3. ¡Qué acertado y bien expresado tu reltato, Miriam!
    Me ha encantado.
    ¡Ah! Los abrazos... "Los abrazos rotos" como bien diría Pedro Almodovar...

    No sé, pero me he sentido un pelin identificada con la chica... Los abrazos pueden perfectamente determinar el principio del fin de una relación sentimental... Te lo digo de buena fuente, lo viví en mis propias carnes (y hace poco)... Es tan triste que le digan a una que sus abrazos no saben a nada, que son sosos... Sniff! Y eso que intenté ser muy efusiva, pero tal vez no lo suficientemente cálida al abrazar... O tal vez sea la excusa perfecta para decirte que es un punto y final...

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  4. Los abrazos siempre saben a algo: se pueden sentir las cosas buenas y malas.

    Y en parte yo también me identifico, y tal vez por eso haya salido tan bien...

    Gracietes, Amber!:)

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